Uno de los desafíos mas grandes que enfrenta la humanidad en la actualidad es desarrollar alternativas sostenibles para habitar el planeta. Según las estadísticas se estima que tan solo la población urbana de los países en vía de desarrollo, aumente en dos mil millones de personas para el año 2025, de las cuales la mitad no tendrá acceso a servicios básicos. Para este mismo año el 75% de la población mundial habitara en zonas urbanas, cifra que actualmente alcanza el 50% y que en el siglo XX era del 10%.
El desmedido crecimiento podría desencadenar en un fuerte colapso, debido a que los modelos de ciudad tradicional son uno de los principales responsables de los problemas medioambientales que amenazan a nuestro planeta. Las sociedades modernas se enfrentan a un desafío impostergable, asfixiadas por la contaminación y el crecimiento desmedido de la población.
Ante la grave situación se han empezado a plantear nuevas alternativas donde las ciudades son pensadas como complejos ecosistemicos, estableciendo estrechas relaciones entre lo humano, el entorno y las actividades productivas, para hacer sostenible la calidad de vida de sus habitantes, garantizando el acceso igualitario a los recursos naturales y la reducción al máximo de los daños ambientales.
Dentro de estas nuevas alternativas surgen los Ecobarrios, como espacios urbanos para minimizar el impacto sobre el medio ambiente. Allí se diseñan modelos de habitar el territorio buscando generar el menor impacto al ecosistema. El tipo de actividades que se desarrollan con este modelo van desde hacer huertas urbanas hasta la construcción de viviendas con materiales alternativos, pasando por la promoción de cambios de los hábitos culturales en las prácticas cotidianas, como la reducción de residuos y mantener un hábitat saludable. Si bien este concepto de eco-urbanismo fue mayormente desarrollado en naciones del primer mundo, ha venido tomando gran fuerza en países como México, Argentina, Chile y Colombia, donde el deterioro ambiental sigue en aumento.
Aunque este modelo emergió en Bogotá durante la segunda administración de Antanas Mockus entre el 2000 y 2003, en los últimos años los Ecobarrios han tomando gran fuerza en los Cerros Orientales. En medio de la marginalidad y la lejanía se levanta una nueva propuesta de ciudad que se resiste ante el naranja de los edificios, convirtiéndose una alternativa de vida que genera esperanza para quienes están cansados del desasosiego del sistema económico y social que ahoga el paisaje capitalino.
Uno de los ejemplos mas interesantes es la propuesta desarrollada por los habitantes de los barrios Manantial, Triángulo Bajo y Triángulo Alto, localizados al suroriente de la ciudad en la localidad de San Cristóbal, quienes decidieron desarrollar e implementar el concepto de Ecobarrio como una forma de resistencia a los programas de reasentamiento, al modelo de ciudad tradicional y como estrategia de derecho a la misma.
El origen de estos barrios al igual que el de muchos otros en Bogotá, fue el loteo de un antiguo terreno rural hecho por urbanizadores piratas, que ofrecía de manera fraudulenta una forma de acceso a la vivienda a personas que llegaban a la capital en la búsqueda de un lugar donde vivir.
A finales del siglo XX y entrando el siglo XXI, este territorio que además de constituirse históricamente en un limite de la ciudad, fue declarado como zona en alto riesgo y área de reserva forestal, lo que cambio para siempre la forma de vivir sus habitantes.
Desde hace algunos años el Gobierno Distrital les había venido diciendo que debían irse, que sus viviendas estaban construidas en terrenos de alto riesgo y que el lugar que conocen a la perfección no era apto para ellos. Con la puesta en marcha del proyecto a la cabeza de lideres sociales como Hector Alvarez y apoyados por diversas instituciones nacionales e internacionales, lograron demostrar que el riesgo que se les había planteado no era cierto, ganando el derecho a permanecer en el mismo lugar que llevaban habitando por años, transformar las amenazas en oportunidades.
Hector es uno de los principales líderes de este proceso y voceros de la Mesa de Cerros Orientales, quien ha vivido siempre en el barrio Manantial, alcanzó un alto liderazgo social para enfrentar las adversidades y la estigmatización social de autoconstruir un barrio en condiciones de incertidumbre y exclusión.
Hoy en día el Ecobarrio esta planteado desde tres dimensiones: la ecoambiental, la ecohumana y la económica. La dimensión ecoambiental abarca prácticas relacionadas con el cuidado ecológico y la custodia de la tierra. Por otra parte la ecohumana, hace referencia a un sujeto más consciente y responsable con su entorno, que logra rescatar el espíritu del territorio. Finalmente, la dimensión económica, orientada a la administración del territorio y al aprovechamiento sostenible del entorno.
Sus habitantes son conscientes que el solo hecho estar allí altera las condiciones naturales del lugar, pero tienen un plan para mitigarlo. La meta es conseguir un equilibrio entre desarrollo y sostenibilidad. Con el apoyo y acompañamiento de entidades como Fondiger o el Jardín Botánico de Bogotá; este ultimo con su proyecto Conexión Bio que ha desarrollado un modelo de intervención en zonas de riesgo denominado Nodo de Biodiversidad Cerros Orientales, se vienen adelantando de manera participativa obras de infraestructura basadas en bioingeniería como senderos de interpretación ambiental, terrazas ajardinadas, invernaderos y estructuras en guadua.
De esta manera se han incorporado al territorio prácticas como la agricultura urbana y las casas ecológicas. Aprovechan la luz solar para iluminar las viviendas y las aguas lluvias para todo tipo de quehaceres domésticos. Se construyen caminos, se mitigan los riesgos, y se embellece el entorno con materiales sostenibles que brinda la naturaleza.
No es fácil llegar hasta esta zona de San Cristóbal, se necesitan un par de piernas fuertes y la buena compañía de Hector, para subir el camino destapado que toma al menos 30 minutos. El barrio tiene una sola calle de acceso vehicular que sube en forma de s. En medio del camino y el verde de la naturaleza empiezan a aparecer las escaleras en guadua y los coloridos jardines que se adaptan al terreno embelleciendo el lugar.
Por el camino que conduce a la escuela y rodeada espectaculares perspectivas de la ciudad construida se encuentran las Ecocasas. Una propuesta piloto de vivienda en la que se puede vivir dignamente, adaptándose al cambio climático y en resiliencia entre el medio natural y el ser humano. Sus habitantes le pusieron un alto al ladrillo y el cemento, remplazándolos por madera, guadua y materiales sostenibles.
A lo largo del recorrido se puede apreciar las terrazas ajardinadas y estructuras en guadua, con las que mitigan los riesgos y se contiene el terreno. La vía llega hasta la escuela del sector, donde reciben niños de preescolar y primaria, los cuales además de enseñarle lo básico se les promueve el cuidado del medioambiente. El trabajo que realizan sus habitantes empieza por los mas pequeños y es allí donde precisamente esta depositado el futuro de la ciudad.
Mas adelante y por ultimo en medio del bosque de pino y eucalipto están las composteras y las huertas comunales donde se cultiva maíz, lechuga, cebolla, apio, perejil y curuba entre otras. Muchos pobladores, cuando van a almorzar, se levantan de la mesa, caminan al patio o a las huerta, recogen un vegetal e inclusos una fruta para el jugo.
La idea no es seguir expandiendo el barrio, sino marcar límites a los que se tienen que ceñir sus habitantes y enseñarles a proteger el medio que los rodea. Una comunidad resiliente, que se adapta al cambio ambiental, urbano y global, a partir de la gestión comunitaria con el apoyo de diversas instituciones que se unen en pro de generar un hábitat sustentable.
Aunque el proyecto todavía está en desarrollo, sus habitantes aspiran a que en un futuro pueda ser implementado en otros barrios de la capital. Hacer pactos de borde y en esos bordes consolidar ecobarrios con desarrollo local sostenible, donde la gente tenga una opción de vida digna, que llegue a convertirse en una propuesta para los cerros y quizás un plan piloto para la ciudad el mundo. Planear el hábitat de manera participativa implica apropiarse de la ciudad para así entender y reorganizar sus territorios desde ellos mismos, en equilibrio con el entorno.
Si deseas apoyarlos, conocer mas sobre el proyecto o hacer una visita al ecobarrio, contactate con nosotros.
Publicado en: Paisajeo.org